“TEJIDO ABIERTO” Tejido Beckett

FICHA ARTÍSTICA
Dirección y Dramaturgia:
Jorge Eines
Intérpretes:
Carmen Vals
Inma González
Dani Méndez
Alexander Caballero

Ayudante de Dirección:
Joel Machbrit

Escenografía:
Jose Luis Raymond
Vestuario:
Ikerne Giménez
Iluminación:
Juan G. Cornejo
Fotografía:
Hernán Giampieri
Producción:
Fedinchi S.L.
Imagen:
Jose Camacho
Vídeo:
Federico Eines

 

SINOPSIS DE LA OBRA:

La obra comienza cuando dos hombres y dos mujeres, amantes de la obra de Samuel Becket,
son convocados por una carta anónima en una estación de tren abandonada.
Cada uno de ellos entra con uno de los personajes dramáticos del autor: Belacqua Shuah.
Considerado como el origen de los posteriores personajes. Son cuatro Belacquas diferentes pero con coincidencias en el vestir y rasgos comunes en
la conducta. Cada actor entrará con un carrito, una maleta, una gran bolsa o un arrastre que contiene todas las cosas que van a necesitar para instalarse en la estación.
Partiendo de este primer personaje, cada actor encadenando situaciones, hará surgir a los individuos paradigmáticos de la obra de Beckett: Vladimiro, Estragón, Krapp, Winnie, Pozzo, Lucky, Moran, Molloy y Malone. Aparecerán tejiendo entre sí
y logrando atraparla esencia metafísica y dramática del autor irlandés premio nobel de literatura.
La potencia dramática de los personajes generará situaciones de humor, ternura y emoción, compartiendo con el espectador una intensa experiencia acerca del sentido de la vida.

CONSIDERACIONES DEL DIRECTOR SOBRE LA OBRA

Cuatro Locos amantes de Beckett se encuentran en una estación abandonada. Han sido convocados por una carta anónima. Cada uno debe traer un personaje dramático del autor y un texto literario. Al personaje lo vemos entrar. Al texto no lo conocemos. Surgirá ante el asombro de los otros tres cuando menos lo esperen. Buscamos el origen. No ser originales, sino descubrir desde la realidad de la escena un tejido constituido de interacciones entre situaciones y personajes. Captaciones del universo Beckettiano para ser esgrimidas como oportunidades para tejer una trama.

Desde la neurosis de lo cotidiano hasta el suicidio como última opción de realización individual hay que descubrir metas que nos invitan a seguir. En ello estamos. Restos. Huellas lejanas de La Divina Comedia. ¿Lo adivina? No. No lo adivino. Es Belacqua Shuah multiplicado por cuatro. Gracias a Dante Alighieri tenemos un trampolín.

Cada un trae una maleta, un carrito o una bolsa. Un arrastre de cosas que deberá instalar en el lugar.
La instalación es una especie de entrenamiento acción-palabra para recordar el texto que cada uno eligió.

Hay una luna que ilumina la Estación. Espera ser escrita por alguien con tanto atrevimiento e imaginación como para atreverse y poder llegar hasta ella. La adaptación al espacio se produce de forma natural porque cada uno busca su lugar. Los encuentros con los demás son escrutadores. Pueden ser desde un cierto abandono de personaje y luego un regreso. Dos individuos parecidos a alguno de la obra de Beckett, exclamaran al final “corremos el riesgo de significar algo”. A lo largo de la obra será nuestro caballo de batalla para aclarar la esencia de nuestro discurso.

Cada personaje nuevo que llega es un combate contra la muerte. Cuando el sin sentido dice aquí estoy los personajes dicen: estamos dispuestos a combatirlo. Aceptación de la fugacidad. Negación de lo eterno. Nuestro mensaje reaparece cíclicamente para decir que no hay nada que queremos significar mientras estamos diciendo lo mas que podemos.

Cada espectador tendrá que atrapar lo que pueda con relación a lo que cada uno pueda significar.
La aparición de diversos textos para ser tejidos remite a lugares y situaciones del autor irlandés.

Hay música que son los textos de su obra y hay cambio de música y por lo tanto reconocimiento y adaptación a textos ajenos. Se van a ir de la estación sin haber podido establecer contacto verbal con los otros. Se han visto. Han oído textos de Dios. Pero nadie ha podido comunicarse con nadie. Es difícil contar la soledad. Supongo que para nosotros debería ser más difícil seguir callando. El espacio escénico queda vacío. Incluso algo que estaba cuando llegaron ahora se lo llevan también. Los seres humanos arrasamos con todo.

Alguien se atreve y escribe la sentencia prometida. Con un spray como si se tratara de una pared en la calle nos entregamos a un efímero acto político. Escribió Alain Badiou:” No, la obra de Beckett no es lo que siempre se nos ha dicho que era: desesperanza, absurdo del mundo, angustia, soledad, degradación…” Es una indagación seria sobre la humanidad pensante. Poner entre paréntesis todo lo que es superfluo y retrotraer al hombre a sus funciones indestructibles. La indigencia de los personajes de Beckett, pobreza, sus enfermedades, su vagabundeo sin finalidad aparente todo lo que parece una alegoría de las miserias de la condición humana se puede comparar con la duda con la cual Descartes conduce al individuo al vacío. Un vacío inmenso recorre el universo. Ahora se ha llenado de Crisis. Una palabra idónea para describir una oportunidad que quizás alguien aproveche.

Jorge Eines