¿De qué estamos hablando?
Estamos hablando de estrategias de batalla para ser mejores.
Estamos hablando de la adquisición de un conocimiento ético y técnico que hagan más libre al que se siente profesional del Arte del Actor. Que le permitan salvarse de la dependencia perversa a la que el poder lo somete.
Estamos hablando de que la búsqueda de excelencia como un valor en sí mismo no conduce a la obtención de la aprobación social en lo inmediato.
Estamos hablando del trayecto complejo y contradictorio hacia ese lugar de uno mismo que le permita a una mujer o a un hombre, decir: yo soy actriz. Yo soy actor.
Cuando decimos para ser mejores, queremos afirmar que la identidad solo puede medirse por lo que somos capaces de producir sin renunciar a las coherencias que nos hacen solidarios con nuestra profesión en particular y con los demás seres humanos en general.
El lenguaje de la mercancía es solo uno: comprar y vender. Por eso el actor parece tan feliz en la alfombre roja. Inoculado y muy contento. Comprado y vendido una y otra vez no tiene nada que cuestionarse. Nada que pensar. Nada que decidir. A lo sumo cuantos centímetros de muslos mostrar para vender mejor. A lo sumo odiar a los que han conseguido un personaje en una película que se le ha escapado. Una más.
La mercancía lo ha conseguido; se ha apoderado de todo y el actor es el mejor vendedor que tiene. Triunfador o perdedor sigue vendiendo a toda costa. Totalmente inoculado.

Un Futuro.
Un desarrollo cualitativo asoma entre los pliegues de la catástrofe. Se asoma con fuerza y deja ver quizás ahora con más fuerza que nunca, que lo único que vale la pena perder es el tiempo. Cuando no se tiene nada se acaba teniendo tiempo para perder. El tiempo es el residuo que nos queda después de la catástrofe, pero hay que poder gestionarlo. El miedo y la falta de decisión nos hacen gobernables.
El tiempo usado con valor y atrevimiento es un acto de sabotaje. Es una guerra de guerrillas sin muertos.
Aún es posible mirar desde otro lugar la realidad. La subjetividad que propicia el arte se convierte en ideología cuando nos permite leer de otra manera la realidad.
¿Por qué prima el beneficio sobre valores tan tangibles, como la vida misma? Si alguien que se ocupa del Arte se formula esa pregunta sabrá descubrir la diferencia entre la vida y la escena. Si no se ve la diferencia el límite se disuelve. Quedamos sometidos a las leyes que impone un sistema. Nos parecen inevitables las duras condiciones que nos imponen.
Consecuencias. Salvarse solo. El que se salva solo se salva contra los demás. Si es un individuo para el Arte tendrá que entenderlo. Si no le es, con celebridad o sin ella, con más reconocimiento o menos, será un atemorizado pasajero de un tiempo a punto de estallar.
El actor comprado como superviviente narcisista es muy poca cosa. Fácil comprarlo. Fácil venderlo.
No ha sido siempre así. A lo largo de la evolución del Arte en la sociedad, el artista se ha especializado en convertir los obstáculos en medios.
Es eso lo que se espera del Arte. Nada mas.

16 comentarios

  1. Machado hablaba de camino y caminantes, Shakespeare de tiempo y vejez, creo que es importante volver al camino, aunque pensemos que ya no hay tiempo para recorrerlo, y aprender….Aunque cuando lleguemos a Ítaca, lo hagamos sin equipaje….El mañana es hoy, tal vez nunca seremos mejores que ahora, trás «la vida es sueño», hemos despertado y hemos roto las cadenas. Tal vez tengamos que dejar sitio, para los que vienen detrás.

  2. Querido Jorge,
    Hablas de convertir los obstáculos en estímulos en un momento inmejorable, porque estás reivindicando el tiempo en la época dorada de la carrera frenética a ninguna parte, donde el inhabitar la vida porque respirarla no es rentable y lo frenético de la multitarea para rendir según las leyes del mercado son los reyes que nos someten. Yo misma siento que esa guerra de guerrillas de la que hablas es cada vez más encarnizada, porque sí, efectivamente el poder nos somete de muchas formas y cada vez el mercado produce más y más armas. Ante esa agresividad, la respuesta ha de ser hacernos más preguntas. Más duda, más interrogantes para escapar, no de, sino hacia la vida. La lucha, el viaje, no consiste en conquistar, dominar y ejercer poder sobre el otro: es una búsqueda de vínculo, de equilibrio, donde la aventura va de compartir experiencias.
    Efectivamente, habría que preguntarse si las leyes que nos impone el sistema nos benefician. ¿Económicamente? ¿Vitalmente? A veces hago el ejercicio de parar, detenerme en medio del remolino e intentar mantenerme inmóvil, sólo para darme cuenta de que sigo cambiando de tiempo y de espacio porque mi imaginación, mis sentidos, mi percepción, ésas tienen vida propia. Y desean fuertemente. Desean proclamarse vivas y desean compartir con otros en un tú a tú más allá de leyes de oferta y demanda, más allá de mediadores y tecnologías que a menudo nos separan en lugar de lo contrario. Desean reclamar los materiales más humildes, lo humano, el barro del que está hecho el ser humano, y desean pasar de largo de quienes rechazan ensuciarse con ese barro. Desean despertar la conciencia y la mirada, sacar de los fuertes anestesiantes que el poder reparte todos los días por los medios. Y, en realidad, no hay mejor tiempo para eso. Con todo el tiempo del mundo, porque estamos rodeados de obstáculos. Comienzan los ensayos.
    Me motiva –con todo el “movimiento” que implica esta palabra- ir cada día a tu Escuela, convertir el hecho mismo de ir en una sucesión de tránsitos y observar cómo cada cosa se va transformando en otra: de la madriguera de a la calle, de la distancia a la cercanía, de la cercanía luego a la distancia, y entonces apreciar los tránsitos que no perciben los ojos: en qué momento cesa la lluvia, en qué momento llegó la primavera, en qué momento sé que sí hay futuro.
    Gracias por todos los días, maestro.

    1. El paso de Jorge Eines por la ciudad de Santa Fe – y también por la provincia ya que en la ciudad de Rosario sus seminarios van por la tercera edición – ha dejado la huella de su andar fomentando la expectativa de una nueva mirada hacia el teatro. No sólo en nuestra provincia viene andando, también en Buenos Aires, en San Luis y muy pronto en Córdoba. Pero también en Chile, Perú y Colombia. Entonces su imagen se me figura como la del sembrador, esparciendo las semillas al aire, al viento, en la tierra que lo vio nacer, con la esperanza de ver crecer el fruto que ha de alimentar a sus hijos. A su vez esta idea metafórica me lleva a pensar en el origen de término CULTURA: cultivar. Afortunadamente tenemos un promotor cultural en teatro, que debió ser profeta en otra tierra para luego volver a la suya, que hoy lo recibe con los brazos abiertos.

  3. A veces, denoto que en nuestra profesión, en España, hay un grado de amor odio muy grande a la proyección, a la exposición, pensando, creyendo y afirmando que arte y espectáculo no pueden ir de la mano juntos. Vemos todos los días como el show hollywoodiano atrae cada vez más espectadores a sus eventos y seguimos sin comprender que de ninguna manera va reñido con el arte que tienen y expresan cada uno de los que por alfombras aparecen. A veces, dependiendo del punto de vista con el que se miren, hacen autenticas maravillas y otras autenticas estupideces, a veces el mismo que te hace una porquería te sorprende al día siguiente haciendo una gran joya. La cuestión es que el arte no se mide, la cuestión es que algunos perdemos la perspectiva de para qué, para quién y porqué elegimos esta profesión….y si lo que deseas expresar, no llega a nadie, ni incluso a ti mismo, el camino, el fin creativo, habrá sido un desperdicio. No me creo que haya un solo actor en el mundo que no desee que su arte llegue a cuantos más mejor, lo contrario es ser un egoísta que no quiere compartir mas que consigo mismo; un ególatra mayor todavía de los que se pasean, cuando pueden, cuando les dejan los que tienen el dinero, por las alfombras promocionando sus trabajos que han podido realizar después de innumerables sacrificios, después de décadas dejándose la piel estudiando a los demás y a sí mismos, con suerte años y disfrutando de ello; un ególatra superior, otro más que se cree por encima de los demás. Así de simple, en un mundo de egos, lo natural es intentar ver lo malo de lo que ocurre en los demás en vez de observar lo que ocurre en uno mismo. Tengamos la fiesta en paz, la de los que les gusta el guateque y la de los que les gusta fumarse un porro en el sofá. El arte es otra cosa y eso no lo mide nadie por mucho que haya leído y visto.

  4. Estamos en la era de la opresión invisible, quieren robarnos hasta la luna sin que nos demos cuenta, la voz y las palabras,y no dejamos de tener una responsabilidad en ello, cada vez vamos más de camino a cumplir todas las profecías de Orwel en su maravilloso 1984, aqui el mañana es hoy y sólo si nos esforzamos podremos alargarlo por lo menos hasta mañana, como dice Geno, descubrir los vínculos, que desaparezcan palabras como yo y mio, para que no ocurra lo que nos cuenta este poema que creo todos conocereis pero que está bien revisar de vez en cuando:

    «Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
    Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
    Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
    Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
    Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada».

    Martin Niemöller

    Llevan mucho tiempo viniendo a por los artistas , ¿estamos cuidando unos de los otros?

  5. Os leo a todos mientras veo una película, de esas que considero obras maestras de un género como es «Sin perdón» de Eastwood y en el corte publicitario, en el que aprovecho como os digo para leeros, aparece un anuncio con Natalia Verbeke en una situación muy surrealista-dramática-romántica que acaba siendo un reencuentro con su váter. Supongo que es a lo último que pueden llegar esos actores acostumbrados a que «solo» les hagan actuar como ellos dicen, sin proyectos propios, sin búsqudas a nuevos conflictos en tu profesión, sin pelearla mas allá de seguir habitando las fiestas de preestreno y chichinabo. Es la última gran derrota, como decir -si antes hacía mierda, ahora directamente la publicito porque no me queda otra para pagar un tren de vida que pensé que podría llegar a ser sostenible «solo» actuando- , cuando a uno le entran ganas de decir -estas equivocada Natalia, si «solo» hubieras actuado a lo largo de todos los proyectos que te han ofrecido algo hubieras aprendido en el camino para no acabar anunciando «lo feliz que te haría recuperar tu mierda diaria gracias a un yogur», quizás el problema es que tú solo reproducías lo que otros te pedían-. Y ese es el problema, ¿qué pasa cuando alguien con proyectos, inquietudes, esos que tiran del carro no te quieren para que reproduzcas más? Siempre os queda el yogur de la caca de oro.
    Veo esto, reflexiono y sinceramente yo no sé vosotros, pero dentro de mi miedo e inquietud estoy muy tranquilo, pues soy amante del medio audiovisual tanto como del teatro y hasta ahora ganando lo mínimo para vivir, que no es poco, he seguido haciendo ambos, en proyectos personales en los que cada vez me siento más seguro, pues he fracasado y fallado demasiadas veces «yo», no he sido el reflejo del fracaso de otro y eso me hace cagar muy tranquilo por las noches, sin necesidad de que toda españa lo sepa y sin necesidad de cobrar por comentárselo.
    Luego recibo un mail de una invitación para la nueva obra de Juan Ochandiano en la que leo esa entrevista a Najwa Nimri en la que admite no haber hecho teatro nunca, ni haber estudiado interpretación ninguna y ahí está con nada más y nada menos que una Antígona en el matadero y yo aunque cabreado que no envidioso, sigo estando tranquilo, pues me dan mucha paz los pequeños mataderos a los que quizás estoy destinado, que me darán mucho menos dinero pero me mantendrán haciendo lo que amo y haciéndolo feliz, sin miedo y sin micrófono de felpa, proyectando copón.
    Acaba la publicidad vuelve Eastwood haciendo de William Munny, se acerca el monólogo final, ese que en resumen es una confesión así mismo de todos sus errores en la vida, esos de los que huye y que vuelven a él para convertirlo en el mejor en lo suyo. Ese en el que acaba diciendo «si soy William Munny, he matado hombres, he matado niños, he disparado a mujeres, soy el peor hombre que ha pisado el este de Misuri y esta noche he venido ha matarlo a usted». Y lo hará, pues sus errores del pasado, esos de los que huye, le han convertido en el mejor tirador de todo el salvaje oeste y la persona que tiene enfrente merece ser aniquilada.

  6. A veses deberiamos pararnos y pensar si no merece la pena cambiar de rumbo, en vez de más adelante, más profundo. Pero reflexionar el tiempo justo, ya que entonces surge el gran problema del actor, ¿como mantenerse en equilibrio conociendo la verdad en el mismo momento que se esta creando?. Porque si te paras a pensar en la placidez de tu retiro, o te pones a crear como si fuera lo que debes hacer, entonces, te caes. Que gran diferencia entre la insistencia y la perseverancia! Que gran diferencia entre el gobierno y el poder! Que gran diferencia entre lo que debo y lo que quiero! Que el tiempo nos de la razón y no nos quite los deseos coherentes con el corazón. Ahí esta el dilema del actor, donde Rostand decía: «Que a tu mérito debas la ventura, no a medra, y, en resumen, que haciendo lo que hace la hiedra, aun cuando faltare la robustez del roble, lo que pierdas de grande, no te falte de noble».
    In bocca luppo a todos las personas valientes que sin afan de gloria ni fortuna marchan a conquistar la luna.

  7. Jorge: cuando acabemos con esto que has escrito y que te voy a estropear en los próximos meses, deberíamos hacer algo con la historia de Shackleton. Ya sabes, aquel tipo que organizó una expedición al polo Sur y puso este anuncio en el periódico, digno de cualquier casting serio: “Busco voluntarios para un viaje peligroso. Se ofrece: sueldo exiguo, frío intenso y se garantizan largas horas en absoluta oscuridad. Un regreso incierto. Honores y reconocimiento en caso de finalizar el viaje con éxito.” Aquellos locos no llegaron al Polo, pero no ha habido imágenes más hermosas que las de esa expedición. A esas, nos apuntaremos siempre.

  8. E la nave va!!!!!
    Jorge, festejemos esta oportunidad de encontrarnos en el blog que gracias a tu obstinación y amor a la reflexión, ¿amor o dependencia? «vamos» construyendo poco a poco. Los que comentan y los que lo leen en silencio. Nuestra palabra-acción. No somos ejemplo de nada, buscamos compañeros que se suban a la nave.

  9. Me encantó el comentario de Carmen.»no somos ejemplo de nada,buscamos compañeros que se suban a la nave». aquí los abraza una que hace rato se subió a esta nave y no se quiere bajar!!!!

  10. La verdad es que no te había entendido bien. O de forma diferente, he crecido dos centímetros más adelante y más arriba desde la última vez que leí inoculadores de estupidez. El otro día seguía investigando al gran Andre Antoine y cual es mi sorpresa cuando veo que él fue el precursor de los grandes revolucionarios del arte escénico del siglo XX. Antes que Stanislavisky él con el Teatro Libre y Paul Fort con el Teatro de Arte ya lo habían germinado.

    ¿Cómo lo hicieron? Con actores que no cobraban. Actores y actrices que no cobraban dinero por su trabajo. Y yo me pregunté, pero ¿como no voy a cobrar dinero por mi oficio? Entonces empecé a entender, Jorge, cuando dices «salvarse de la dependencia perversa a la que nos somete el poder».

    Y después continuo y leo a otro grande, un sociólogo que muestra lo irónico que es cuando los trabajadores llegan el lunes a su puesto laboral más cansados que cuando salieron de él el viernes, porque han estado todo el fin de semana haciendo tareas de bricolaje, asi que el lunes es un día de mayor descanso en su puesto de trabajo que el fin de semana en su propia casa. Ironias? No, el sistema capitalista.

    Entonces me sigo preguntando: ocio o trabajo? A que le damos más importancia? Solo por el hecho de que nos paguen? Entonces volví a entenderte y además comencé a asustarme. Se puede vivir sin dinero, me dije,…. no.

    Y por último caigo en la más profunda de todas las preguntas que me lleva la siguiente formulación que paso de deletrear mientras me tiemblan las yemas de los dedos: ¿por qué seguimos fijándonos en lo malo y perverso que tienen los sistemas que concebimos en la practica de nuestras vidas en el día a día y no ponemos en práctica aquellos sistemas que nacen de la ética y se practican con la técnica en el mismo día a día, olvidándonos por completo de las consecuencias nacidas del valor mercantilista de nuestro trabajo y centrándonos en las causas de unirnos en la concepción actual y presente de un oficio artístico y libre?, o más brevemente: ¿como es que carajo no nos hemos puesto a crear arte sin miedo a levantar a voz ni a preguntar a los que compran y venden si podemos hacerlo o no? Claro que podemos! pero entonces ya no caben en el discurso del día a día sus juguetitos de metal y papel, sino nuestros lazos de solidaridad, libertad y enfoque técnico de nuestro oficio.

    Inoculadores de libertad, el mejor remedio contra la estupidez.

    Carmen dice que no somos ejemplos de nada y es verdad, pero ese ya es un gran ejemplo, y algunos de vosotros os atreveis a elevaros sobre la mediocridad de una tasación material de vuestro arte. Y eso amigos es impagable cuando nos lo regaláis, porque nos dais ejemplo con vuestro regalo.

    Démonos la oportunidad unos a otros, porque no hay sociedad ni arte más libre que aquel que deja a los individuos que lo conforman sentirse útiles. Como el trabajador en su tallercito los fines de semana. Que cosas…..

  11. El artista que vivía del arte-sistema ahora busca su sálvese quien pueda.
    Pero se pierde el sabor de lo más trabajoso y apasionante del camino del arte: la búsqueda de quién soy, quiénes somos todos, y qué vale la pena comunicar hoy y aquí.
    Jorge, leerte es compañía.

  12. Antes no comprendía porqué Tadeusz kantor creó una obra que se llamaba: «¡Qué revienten los artistas¡» sin embargo a la par que voy aprendiendo con Jorge Eines este oficio de actor cada vez me siento más artista. Porque arte no es oropel ni bambalina, ni psicología barata aireada obscenamente por una imagineria Holliwodiense que utilizamos para dormir la siesta las tardes de los domingos, incluso aunque se disfrace de efectos especiales.
    Como Aristoteles nos enseña, el arte es más propio del artesano, el orfebre que aprende con su experiencia a ir eligiendo las acciones adecuadas para dar figura a conflictos, que no por ser imaginados aisladamente por un autor no nos pertenecen a todos.
    El arte del actor entendido como artesanía es entonces poesía basada en la práctica, es construcción laboriosa, como la del alfarero, pues transforma la materia aséptica de un texto en símbolo compartido con otros. ¡Qué bien que Jorge nos enseña a ser orfebres artistas al trasformar nuestro cuerpo en barro!, ¡qué bien que con la técnica nos enseña a modelar la energía orgánica en una escena ya organizada!
    El artista entonces es un constructor que aprende a trasformar lo que antes no había en algo que ahora sí hay. ¿ Acaso hay arte mayor que el reventar para germinar de nuevo?, por eso yo digo también ¡Qué revienten los artistas¡

  13. «Pensaste en qué era fácil? De cuándo acá brindó el sistema alguna
    oportunidad para los que interpretan el mundo y la realidad de sus seres? Es
    impensable que un sistema basado en la rentabilidad productiva del mundo, de
    la sobreexplotación de todos los recursos, otorgue la mas mínima tregua a lo
    que tenga que ver con el arte, paradigma de lo inútil, de lo improductivo,
    de lo no rentable…paradigma del goce. El tiempo, la risa, la inducción al
    pensamiento, la ironía, el sarcasmo, la erótica, lo sensual, son territorios
    por los que transita el arte, especialmente, el de la interpretación. Es
    necesario pues, desde la perspectiva del sistema capitalista, inocularle un
    poco de mercantilismo, un poco de estupidez, de perversa estupidez, para
    anular sus efectos revulsivos, revolucionarios… llenemos de alfombras
    rojas, de modistos, de variada pedrería, de historias truculentas de
    pasiones imposibles….sustituyamos la erótica y la sensualidad por un poco
    de chacinería y ya está listo para ser un buen producto que rinda los
    esperados beneficios.
    Y los actores y actrices…pensaron que podían darse círculos cuadrados? El
    arte de la interpretación es una cosa, el atractivo narcisista de la fama es
    otra, ganarse el cocido otra más… pero conviene que las entendamos de poco
    en poco, porque a veces el ímpetu de la coherencia es el más velado enemigo
    de la coherencia sostenida en el tiempo. El mercantilismo de este sistema
    llamado de la libre empresa (que atrocidad denigrar de ese modo la palabra
    libertad!) es el más perfeccionado a lo largo de los siglos y goza de una
    eficacia insólita. No es fácil, nada fácil dedicarse al arte, al arte de la
    interpretación y no envilecerse o marginarse en el grupo de los «inservibles
    elegidos».
    Nacemos con una jeringuilla preparada en la sala de partos, en la consulta
    del pediatra, en la cuna de casa, en el colegio…siempre activa y nos van
    inoculando desde el instante mismo de nacer un poco de estupidez…y por qué
    no decirlo, de mansedumbre de esclavos.
    Salud amigo

  14. Me encantó su publicación. Muy agradecida. Me quedo con esto de ‘convertir los obstáculos en medios’ …En lo personal siento que el teatro debe ser llevado fuera de las salas tradicionales. Sacarlo de la caja y hacerlo renacer en los lugares más ‘raros’ en que nos sea posible. Trabajar con los medios que se tienen y hacer del teatro el milagro sentido con más personas que resuenen por igual. ¡Un saludo afectuoso desde Chile para usted maestro!

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