Buscamos el origen. No ser originales, sino descubrir desde la realidad de la escena un tejido constituido de interacciones y personajes. Oportunidades para tejer una trama.
Desde la neurosis de lo cotidiano hasta la opción del suicidio como realización individual, hay que descubrir metas que nos invitan a continuar. En ello estamos. Restos de algún naufragio.

Cuando el sin sentido dice: aquí estoy, los personajes dicen: estamos dispuestos a combatirlo. Aceptación de la fugacidad. Negación de lo eterno. No pretendemos significar nada. Hacemos lo que podemos.

Una indagación sobre lo humano. Poner entre paréntesis lo superfluo y buscar en los personajes de Samuel Beckett. Su pobreza, sus enfermedades, su vagabundeo todo parece una metáfora de la condición humana.
Un vacío inmenso recorre el universo. Ahora se ha llenado de Crisis. Una palabra idónea para describir una oportunidad que quizás alguien aproveche.

Es nuestra oportunidad. Poder interrogar desde el teatro al desasosiego.

La obra de Beckett como pretexto para la catarsis. Una fórmula que hay que inventar para paliar los excesos que nos amenazan desde la sombra invisible del vacío de sentido. El individuo, hombre o mujer, sometido a las pasiones de toda la vida, un territorio que ha permanecido inmutable, sujeto a normas que se van haciendo cada vez mas elásticas, rodeado de miles y miles de individuos en macro ciudades, ha dejado de ser sujeto de la civilización para convertirse en un instrumento de ella. Poner algunas cosas al desnudo para seres humanos que necesitan encontrar el origen de las cosas. Su razón de ser no es racional ni lógica. No opera en el campo de los significados tantas veces concebidos.
Quien no se ha preguntado alguna vez: ¿eso qué significa? Renunciar a la pregunta inaugura un privilegio. Todo vale porque nada vale. Todo está permitido pero habrá que tomar las decisiones para poder escapar de lo que es obligatorio. Imposible sería para quien esto escribe habitar estos recorridos sin aquellos que durante muchos años han compartido conmigo algunas preguntas. Me refiero a ex alumnos, inscriptos ya en eso que se denomina profesionalidad, pero todavía dispuestos a escuchar otras voces. Con ellos iniciamos hace más de un año este viaje. Difícil sería entender el por qué de este proyecto sin entender la naturaleza de los vínculos. Desde ellos hacia el universo beckettiano por la vía más larga. La de la retribución más que nada humana. Más que nada artística. El lenguaje no es un instrumento del pensamiento. Hablan, porque no tienen otro remedio que emplear las palabras.
Saben desde siempre que no van a conducir a ninguna parte.

Desde el comienzo sabemos el final pero aquí estamos.

2 comentarios

  1. interrogar al desasosiego y habitar en esa pregunta. Parar el reloj. Qué bien salió Tejido Beckett. Qué bellas debieron de ser las horas que pasaron buscando. Solo buscando. Un abrazo, viejo.

  2. La obra como proceso de creación. El proceso de creación como tunel de oscuridad. La oscuridad como confianza en el compañero. El compañero como sonata de luz. La luz de los focos como medidores de entusiasmo. El entusiasmo como combustible del arte. El arte como unico fin y medio. El medio como lugar para compartir. Compartir como modo de aprenderte. Aprender de ti como lago que llena vacios. El asomo al vacio como lugar donde atreverse a preguntarse. La pregunta como señorita que juega al escondite. El escondite como casa de la respuesta. La respuesta como comienzo de un nuevo juego. El juego como amor a la escena. La escena como probeta de experimentos. El experimento de unir autor, actor y director de escena. El director como astronomo sin herramientas. La herramienta del actor como sueños que nunca tienen metas. La meta: la creación. La salida: desde las venas. Tejido, como antidoto a la indiferencia.

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