Tejido Abierto Y Ricardo Tercero.

1) ¿Cómo ha acabado Ricardo III en un campo de concentración?

R. La muerte sobre la muerte. Los judíos primero no podían vivir como judíos, luego no podían vivir en Alemania, al final no podían vivir. Había que gasearlos a todos. Allí donde estuvieran. Ricardo III procede igual. La perpetuación en el poder lo iguala a los nazis.
El Arte como rescate. En definitiva son judíos que actúan para sobrevivir. Mientras representen la obra se salvaran. Me gusta creer que el arte evita que la realidad nos mate. A ellos en la obra y a nosotros en la vida. Cuando una ensaya o actúa no hay crisis que valga. Se paralizan los tiempos de reloj. No hay muerte.

2) La tragedia humana de los reclusos se mira en el espejo de la tragedia histórica que refleja la obra. ¿Es esa la tensión dramática que vertebra la función?

R. Se mira o necesita mirarse. Necesitamos mirarnos. La vida no se puede ensayar pero el teatro sirve para ensayar y entender mejor la vida.
El Campo de Concentración y la representación se cruzan todo el tiempo. Se nutren entre si. Ricardo III necesita de los prisioneros pero ellos necesitan de la obra. La tensión es permanente y los trenes siguen llegando.

3) En este montaje, el teatro es una tabla a la que aferrarse en medio de un colosal naufragio. ¿Cree que esa es la función moral y colectiva del teatro?
R.- Si señor , nuestra tabla. Tengo 61 años y sé muy bien lo que tengo que hacer para llenar los teatros. Lo hice cientos de veces. Sin embargo, sigo trabajando para que lo que hago me guste a mi y no me resulta fácil. No me puedo ocupar del público. En una época sin creencias hay un tipo de fé que tiene que ver con el arte o el futbol. Eso nos salva de la nada. Creo en la técnica del actor, pero no creo en una técnica que no instaure una ética. Eso es un ensayo.

4) Shakespeare en medio de la pesadilla nazi, dos extremos de la condición humana. ¿Puede entenderse este montaje como una parábola sobre esa paradoja dual que define a nuestra especie?
R.- La define y la caracteriza. El hombre no deja de matar y la historia funciona igual. ¿Por qué? No es el dinero. No es la religión. Nuestro universo sondea otros infiernos y otros paraísos. Hay otras trascendencias donde hallar el misterio. Hay que buscarlo.

5) Ha estilizado la obra original hasta conseguir dejarla reducida a un trabajo para ocho actores. ¿Qué se ha perdido en ese trayecto y qué se ha ganado?
R.- No es de ganancias o perdidas. Cuando empezamos los ensayos hace 15 meses yo les propuse a ocho actores entender la acción no como puente sino como dinamita. Romper el lazo entre pensar y actuar desde la imaginación y romper con la tradición y lo televisivo. No somos intermediarios de nadie. Ni siquiera de Shakespeare. No negociamos entre ideas y realidades. No es un baluarte la estúpida naturalidad americana. Hay que inventarlo todo. Shakespeare y su texto nos persiguen por detrás y nos va encontrando. Si no nos alcanza pasa de largo.

6) Creo que esta es su primera aproximación como director a Shakespeare, ¿no ha tenido oportunidad hasta ahora o no quiso internarse antes en ese territorio?
R.- No me sentía preparado. Tiene que ver con el punto anterior. No me gustaba lo que veía de Shakespeare pero no sabía como resolverlo. Me ayudaron mis alumnos durante muchos años y varias generaciones. Luego estos actores. Yo trato de dirigir sin histerias. Hacerme responsable de usar mis decisiones con y para el actor. Ellos lo saben. Lo entienden. Doy máxima confianza porque les pido el máximo de implicación. Sino no puedo trabajar.

7) ¿Puede trazarme las coordenadas personales de su mapa teatral (autores, obras, experiencias…)?
R. Mi coordenada la marca el trabajo con el actor. Trato de no crear resultados sino de crear las condiciones en las que algo pueda ocurrir. Los resultados vienen por si solos.
Lo técnica es la pregunta. Lo artístico es la consecuencia de sostenerla bien.
Es cierto que me gusta Chejov y Beckett y Lorca y Buchner y… por eso he hecho obras de ellos, pero me empiezan a gustar de verdad cuando no son de ellos. Cuando sus obras son de los actores.

8) ¿Cree que hay caminos que unen a Beckett, que sé que es uno de sus amores teatrales, y Shakespeare?
R. Yo no sabía que había caminos que los unían. Ahora los hay. Es Tejido Abierto que de pronto y en 2 años se instaló en mi como proyecto. Es lo de Machado…se hace camino… lo estamos haciendo.

9) Usted tiene amplia experiencia como pedagogo y teórico teatral, ¿qué importancia da al actor en el proceso escénico, e igualmente al autor y al director?
R. Se desprende de mis respuestas anteriores. No puedo ir a un ensayo de Ricardo III o de Esperando a Godot tirar de la anilla de la granada y no saber que hacer con las esquirlas. Con eso hacemos teatro y lo hacemos porque los actores usan cada esquirla. Así es el arte. No muere nadie. Al contrario. Ahí se vive. Los autores muertos me respetan. Los vivos también. Que se lo pregunten a Mayorga o a José Ramón Fernández. También desparrame sus esquirlas y por suerte no se asustaron. No señor.

10) ¿Puede comentarme brevemente el contenido del libro que publicará en fechas próximas?
R.- Repetir para no Repetir es un esfuerzo por hacerme entender y poder rescatar al actor de lo que la televisión ha hecho de el. El teatro no es la vida mas otra cosa. Es otra cosa total. Esto es difícil de entender sin una técnica sólida que lo avale. Venimos instalados en la copia de la vida como virtud y el actor ha comprado ese paradigma. No me gusta nada estar ahí. Hay que resistir e incluso perder si fuera necesario. Pero hay que resistir y escribir libros o dar una clase o ensayar, haciendo lo que uno cree que tiene que hacer.

Y el estrambote con sonrisa incluida: ¿En su montaje, pierde Ricardo III su reino por un caballo?

Lo pierde. Lo perderá siempre. Gana el Arte del Actor.

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