Bodas de Sangre

1941. Bodas de Sangre

de Jorge Eines, a partir de Bodas de Sangre de F.G. Lorca

DIRECTOR – JORGE EINES

AYUDANTE DE DIRECCIÓN – MIGUEL RIBAGORDA- EIDER ELORZA
VESTUARIO – KRISTINA CON K
ESCENOGRAFÍA – CARLOS HIGINIO ESTEBAN
DISEÑO IMAGEN – JOEL MACHBRIT

REPARTO
LEONARDO – JESUS NOGUERO
MADRE – CARMEN VALS
PADRE – MARIANO VENANCIO
HIJO – DANIEL MENDEZ
NOVIA – DANAI JIMENEZ
CRIADA – INMACULADA GONZALEZ
MUJER – BEA MELGARES
MUERTE – MENDIGA – VOCES – CARLOS ENRI Y LUISMI LUCAS

PRODUCCIÓN: FEDINCHI S.L.
PRODUCCIÓN Y DISTRIBUCIÓN EN GIRA: Alex Collado TribekaWorld

 

“Bodas de Sangre” es junto a “La Casa de Bernarda Alba” y “Yerma” las obras más significativas y representadas del teatro de Federico García Lorca.Este “Bodas de Sangre” es una apuesta por la poesía lorquiana inmersa en las raíces flamencas donde la tragedia andaluza se convierte en teatro. Para su puesta en escena, se proponen dos universos; en uno, los actores que protagonizan esta obra hablan, cantan, construyen el mundo particular, cerrado y profundo de la malograda boda y en otro, construyen la realidad de la época en la que se representa este ensayo de la obra lorquiana. Estamos en el año 1941. Garcia Lorca vetado como autor subsiste en la voluntad creadora de nueve personas.Una escenografía austera y elocuente a un tiempo, es el puente escogido para que nuestra versión de esta joya de la dramaturgia del siglo XX pueda desarrollarse y abrir las dos tragedias que se muestran: una calurosa y densa tarde de muerte y una fría y temerosa época de censura.
BODAS DE SANGRE Otras bodas. Otra sangre. Federico García Lorca.
La sangre como algo que ata al pasado, a la familia, a la venganza.
La sangre como un rastro de lo social. Como una cárcel del cuerpo y la palabra que nos condena al pasado y a veces nos precipita en el futuro.
La sangre como el precio que se paga para vivir con los demás. Eso que se aprende y que nos inculcan que con la sangre entra y que con la sangra también se pierde.
Los fluidos del cuerpo y porque no del alma. La sangre, el sudor y las lágrimas.  Indescifrables, pegados, convertidos por el hombre en medallas para dar testimonio de las convicciones.
La sangre. Vida y muerte a un  mismo tiempo.

La puerta de entrada
García Lorca es el franquismo.
Su asesinato en 1936 le evita sufrir la muerte cotidiana instaurada por un dictador y sus secuaces en todos los aspectos de la España posterior a la Guerra Civil.
La muerte de Federico García Lorca lo instaura como símbolo. Es el emblema más universal de una represión que fue asumida como correctora. Una moral instalada por las armas, al servicio de la unión de Iglesia y Estado.
Una muerte que ha sido la nuestra. La muerta de las libertades en un país torturado por la impunidad. Los homicidas amparados en una legalidad adjudicada a través de las armas y defendida con las armas durante 40 años.
Por todo ello la muerte de Lorca lo ha convertido en el universo del Teatro y la Literatura, a lo que fue el Guernica en el universo de la plástica y la pintura.

El doble entorno.
Creo que Robert Musil tenía razón. El arte es una evasión creativa de la realidad con el fin de volver a ella enriquecido.
¿El enriquecimiento en que se mide? Una vez más el arte como sublimación y búsqueda de un sentido. En este caso también un combate contra la ausencia de libertad. Un lugar para el deseo de que la palabra y el cuerpo puedan hacer y decir.
Estamos en la España de Francisco Franco.
Adolf Hitler en Alemania. Mussolini en Italia.
Podemos incluso suponer que los que están ensayando son La Barraca. Nada impide asumir ese mito. El buen teatro para la buena gente.
Quiero hablar del franquismo no del símbolo García Lorca en relación al franquismo. La realidad de un ensayo clandestino en el año 1941. Un grupo de actores se tiene que ocultar para ensayar una obra de García Lorca.
Lo que vemos es un ensayo. En diferentes lugares del espacio escénico hay actores ensayando.
La escena de la novia y la criada. La de Leonardo y su mujer. El Novio y la Madre. La escena de los leñadores. La Luna memoriza su monólogo. La mendiga el suyo.
En algún lugar del escenario hay una radio. Difícil de usar. Aún más difícil de sintonizar. Radio como recuerdo de lo que transcurre afuera del ensayo. Alguien la encenderá. El primer mensaje que escucharemos será de Hitler. A lo largo del ensayo escucharemos varias veces a Franco. También escucharemos al Duce. La primera escena de esta obra comienza cuando alguien apaga la radio. Sin que nadie lo diga ni un director lo decida, comienza el ensayo. El lema de este grupo de actores aficionados es: Contra Franco se ensaya mejor. Cuando ensayan se apaga la radio. La que escuchan y la que cada uno lleva dentro. La radio debe ser un personaje en nuestras Bodas de Sangre.

Un escenario para ensayar.

Hay bastantes objetos distribuidos por el escenario. Objetos caídos y raídos. Cada objeto grande o pequeño será utilizado por los que actúan. La imaginación es así. Es transgresora. Es revolucionaria porque transforma la realidad.
Un gran armario. Es muy viejo. Está cansado y casi roto. Pero aguanta. Como la humanidad. De ahí saldrán personajes en algún momento. Actores, que quizás estén todos ahí dentro mientras entran los espectadores. Mientras el niño de 10 años que luego será el novio, con pantalones cortos de niño que vive bien, recorre solo la escena jugando con un tren que no tiene locomotora. Solo vagones. Un tren de 1920. Cuando comience la primera escena el niño se vestirá de adulto-novio y luego volverá a ser niño. Niño y novio indisolubles. Tren juego y adulto no juego, unidos en un actor.
A la derecha una bañera antigua. Vaya a saber cómo llegó hasta ahí. Es el territorio de la novia. Es su casa. No hay casa hay bañera. Quizás palangana enorme de metal donde se bañara para la boda.   Alrededor de ese elemento construiremos la casa de la novia. Ella lava la suciedad moral que no sabe limpiar. Hay algo que presiente que hará. Está condenada de antemano. En la bañera hay agua pero la novia nunca está dentro. Quizás solo en el momento de su muerte. Será río y bosque, casa y baño, lugar de encierro y libertad. Le gusta el agua. Para vivir y para morir. Se mira en el agua, es su espejo. Se acaricia con el agua. Piensa en Leonardo con el agua. La arroja contra la criada, o contra su padre. Nadie toca esa agua. Solo ella.
Cuatro sillones. No sillones de tresillo. Deben tener brazos de madera. Los cuatro diferentes. Deben poder fusionarse y crear un todo. Deben ser de fácil traslado. No de metal. De madera y tela natural. Colores tierra. 1900. Piden ser integrados libremente en las escenas. Se traen y se incorporan.

Leonardo.

El único personaje de la obra que tiene nombre. Novia o novio o madre definen roles en el drama y sin embargo no por innominados dejan de ser presencias decisivas en la evolución del conflicto y la trama.
Incluso La Luna o La Muerte o Los Leñadores son mucho más que símbolos. No son metáforas. Son metonimias. Partes de un todo.
En nuestra propuesta dramatúrgica Leonardo equipado con su nombre por eso subsiste. Viene del pasado franquista y se queda instalado en el presente de la obra.
Será introductor y personaje. Será el que nos cuente que pasaba cuando la obra se ensayaba y será quien se introduzca en la trama como lo que era en aquel momento: Leonardo, el secuestrador.
Cuando no es Leonardo es relator.  Nos cuenta y nos mantiene atentos al desarrollo del mito que origina lo que vemos. Los ensayos en la clandestinidad.
Durante la frustrada boda y antes del secuestro será el invitado que toca el bandoneón. Cuando vea bailar a los novios no lo podrá soportar. El traerá la música y la sangre.