Domingo 12 de agosto. El pasado se diluye. Da vértigo. El futuro nunca está, pero uno se acostumbró a esperarlo. Iré a México. Aún es pronto para renunciar.

Siempre Goyo. Con Spinoza. La imaginación. El rasgo que le es propio es la vacilación. Algo parecido a una temporalidad oscilante.

Lunes 13 de agosto. Camino Buenos Aires. Pienso y me siento a escribirlo en un papel. Ahora lo transcribo. Mujeres fieles contra sus maridos. Hombres fieles contra sus mujeres. Especialistas en convertir el deseo del otro en culpa. Muy fieles a la esclavitud social o religiosa.

Martes 14 de agosto. Bill Bryson. “Ninguna estancia a lo largo de la historia ha caído tan bajo como el vestíbulo”

Miércoles 15 de agosto. La humildad aguanta poco. Solo existe bien si uno no se da cuenta de que es humilde.

Jueves 16 de agosto. TEA con el Nene Panno después de San Petersburgo. Su tranco lento no logra hacerme olvidar lo fino que era con la pelota en los pies.

Una sombra se desliza entre los espacios en blanco entre las palabras. Mi sitio preferido para habitar la ausencia. Tertulia de algún amanecer. Lo perdido y lo que tendrá que perderse. Un sitio para mi lengua buscando un gesto.

Viernes 17 de agosto. Arnoldo. Mi viejo y nuevo amigo. Vaya a saber porque perseguimos la palabra. Hay instantes en que la encontramos.

Camino  Buenos Aires por los mismos sitios por los que alguna vez camine con mis padres. Esta ciudad no me produce amargura. Solo un ligero, pero agradable dolor.

Sábado 18 de agosto. Marcelo Cao. Escucho sus puertas. El trasiego bordeando su pulcritud. Mi vecino tiene cansancios diferentes a los míos. Ahora tengo un vecino. De ruidos y de palabras.

De los ensayos. Hemingway y los Bisontes Negros. No es el actor quien dice el texto. Es su boca. Si el actor piensa en lo que tiene que decir se equivoca. Si piensa en la siguiente palabra falla. Si piensa en una idea o concepto no es actor. Es decidor. N soy quien habla, piensa el actor. Es mi lengua. Es mi boca. Mi laringe. Mis cuerdas vocales. Es mi cuerpo. El que piensa es mi cuerpo.

Domingo 19 de agosto. El instinto. Una llamada ancestral con antena en la piel. ¿Será el bienestar en la cultura?

El flamenco no es suficiente. Tu eres popular Imanol Arias. Es tu virtud y tú condena. Lo seguirás siendo. Aunque pasen otros 24 años para que vuelvas a los escenarios de Buenos Aires.

Lunes 20 de agosto. Alguna vez moriré en Madrid. No será de madrugada. No será jueves.

Martes 21 de agosto. Rita Terranova en la radio. Los Días felices. Beckett. Hace 50 años en Acevedo y Corriente ella me hizo Maestro y yo creí que ella alguna vez sería actriz. Osvaldo Terranova escuchaba con mucho interés.

El cuerpo ausente. Cuando el cuerpo no está y solo está la palabra. No hay opción de trasmitir lo incomunicable.

Miércoles 22 de agosto. Ensayos. Con velas. Sin luz. La Casona no puede pagar como tanta otra gente. Cortan la luz. No logran cortar el talento de Florencia y Pablo que no ven nada, pero lo ven todo.

Jueves 23 de agosto. Llega Carmita. Y entonces La Zaranda actúa en Buenos Aires y estamos todos. Faltara Goyo. En la platea. Conmigo. Como tantas veces.

Viernes 24 de agosto. La risa. El silencio. Lo sucio que Carmen no soporta. Ni lo veo ni lo siento. Un desapego por la limpieza que justifico desde mi ignorancia de que eso importa. Lo convierto en existencialismo y es solo basura. No la detecto. Lo juro.

Las complejidades del mal y del infortunio. Borges. 1944. Yo aún no había nacido y sin embargo lo intuía. Infierno y paraíso.

Sábado 25 de agosto. Claveles rojos. Ocho temporadas. Un ejemplo de la singularidad del teatro en Buenos Aires. Se llama fe en la palabra. Todos creen que esto es de hablar.

Domingo 26 de agosto. De los ensayos. Hemingway y los Bisontes Negros. Se vienen las cornadas. Faltan transfusiones de plasma lorquiano. Sobra música argentina de barrios porteños. No hay continuidad. Ni en los ensayos y por ende en la estructura. Ni producción. Ni vestuario. Ni escenografía. Esta todo y falta todo. Estamos al borde de algo muy bueno y estamos al borde de la mediocridad. El mejor momento y también el de mayor riesgo.

Rodrigo García. En el Cervantes. Creo que tiene algo para contar. No sabe cómo. Percibo la honestidad de no saber hacerlo. Es su forma particular de narcisismo.

 

 

 

7 comentarios

  1. La definición de Borges acerca de la amistad, a veces aplica más y otras menos. Depende de la historia.
    El problema de la verdad es q depende de lo relativo del todo.
    Los árabes no mienten. Cambian su palabra segun cambia la realidad. Como dicen todos: todo es relativo.

  2. Mi amigo del alma insiste en dar pinceladas sobre la muerte…es un tema recurrente, es el culmen del narcisismo. Cuando Tom y Huk observan desde el coro de la iglesia su funeral… que pelotazo!!! Mi amigo, mi hermano no es humilde y lo sabe…yo tampoco… soy muy mal cristiano y el muy mal judío. Yo también moriré estoy casi seguro pero no tengo ni la más puta idea de dónde… puede ser que incluso Madrid sea un sitio tan malo como cualquier otro para algo tan vulgar…morirse…no me jodas Jorgito!!!

  3. Muchas ganas de empezar de nuevo
    Queda poco .
    El tiempo es una más de nuestras extravagancias
    Pero los segundos motivan tanto como el silencio
    Tanto como la roca o la nieve
    Como la carne y el vino
    Me engancho al tic tac
    Lo deformo
    Y camino

  4. Hola, Jorge, he llegado a tu blog buceando en internet. Me impacta cómo te muestras, abiertamente. Ahora ya se que eres solo 5 años más joven que mis padres. Me gusta ver tu proceso vital, porque también me ayuda a ver el mío. Un abrazo.

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