Viernes 25 de agosto.

Colombia. El 18 de Julio dejé de escribir. Desde el cierre del Festival El Gesto Noble en Carmen el Viboral hasta la conclusión del Seminario en el Teatro Galeón de Bello a 25 kms. de Medellín, perdí la palabra escrita. Mi tiempo real se correspondió con una palabra oral. Hicimos 14 funciones de Peer Gynt en 19 días. John Viana. Cristóbal. Jaiver. Alexis. Mi gente paisa. Muchos mas. Cuando enuncio callo. Oculto. Esto es así. No hay lugar en este diario para una amplia mirada retrospectiva. No se escribir del acontecer en el día a día y ahora, lo que he ganado viviendo no quiero vivirlo como una perdida para el diario.

No hay contradicción que me obligue a rehacer lo que no debe ser rehecho. Me quedo un instante en Hegel. “Toda verdad es verdad devenida”

Sábado 26 de agosto.

Aguamarga. Bitterwater decía Fernando Hilbeck. Ya muerto. Ya enterrado en el cementerio de esta minúscula pedanía. Era actor. De los buenos. En el año 1987 me enseñó el mar y la arena del Cabo de Gata. Hemingway nunca había comido aquí.

Durante varios años creí que los veranos eran eso. Una cala donde ocultarnos del invierno de Moscú y del verano porteño que desentraño para mi Astor Piazzolla.

En el 92 se me vino el mundo encima y los turistas también. Los vascos caminaban sin hablar por la playa mientras los de ETA mataban todo lo que podían. El silencio del norte mataba las palabras. Una tristeza entre palentina y argentina lo invadía todo y si no fuera por Carmen Vals y Ricado Saiegh, yo ya estaba suicidado.

Aguamarga hoy no existe. No debo volver a lo que no existe. Una triste figura que me interpela entre mi recuerdo y las cosas. No veo ningún Quijote navegando a la aventura. Agradezco una vez más a Foucault el auxilio que me presta.

Lunes 28 de agosto.

Heidegger, como buen filosofo solo habla de la existencia. ¿Por qué Ser y Tiempo? Porque somos seres para la muerte. Arrojados, ahí en el presente, para eso. Para escapar de la conciencia. Estar ahí y existir. Solo eso.

Desde esta playa que ya no reconozco, me voy a Madrid. No tengo demasiado tiempo y mucho ser no me queda. ¿Eran los griegos los que decían que la filosofía era el arte de prepararse para morir?

Caigo en Nietzsche una vez más. Una recaída no del todo fatal. “No hay hechos, hay interpretaciones”. ¿Sera por eso que en este autobús incomodo soy bastante feliz volviendo al Alamillo?

Viernes 1 de septiembre.

Otra vez en un avión. Voy a Buenos Aires. Edy es médico. Viaja junto a mí. Las paperas lo dejaron sin descendencia. Yo necesito hablarle de Goyo. Mi amigo que por ahora no se muere. Dice el tango. Hay amigos que no están y madres que se van. Me parece que también hay hijos que se van y que no están. Las dos cosas.

Sábado 2 de septiembre.

En la UVI. Goyo despierto. Lucido y lucido como Roland Barthes en la Cámara Lucida. Me ve y su rostro no es de muerte.  Es de vida. No puede hablar. Yo si. Me ocupo de decir con energía lo que debo decir. Seguimos.

Martes 5 de septiembre.

Si no hay mas energía para sostener lo utópico será porque la modernidad se quedó vacía con el esfuerzo.

Creo que el arte tiene una tarea que realizar. Recuperar el sentido del viaje. ¿Para cada uno?

 

 

2 comentarios

  1. Soy también paisa y tuve en este su paso por Antioquia la suerte de cruzarme con usted, como cada vez que nos cruzamos, gracias mil gracias…es usted un maestro 🎩que bueno también haber estado por aquí cruzando para leerlo😘

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