El cuerpo no dice yo, el cuerpo hace yo.
Este es el problema de la formulación teórico-técnica que debería en nosotros incentivar tanto en la práctica como en la teoría una búsqueda donde aprendamos a interrogar nuestros cuerpos.
Cuando digo interrogar a los cuerpos quiero decir algo bien diferente a interrogar a las palabras, a interrogar a los textos. Nosotros venimos del teatro de los significados. Un teatro que nos ha hecho creer que el problema del actor tiene que ver con entender y luego hacer. Un actor que debería ser capaz de analizar un material textual y de utilizar muchas horas para comprender qué es lo que es lo que dice y hace un personaje.
Un actor preparado para entender en su casa lo que dice un texto es el actor que, en principio, debería estar preparado para luego hacer lo que entendió.
No pienso de esa manera, es más creo que esto es un problema. Que un actor cuando está preparado para entender un texto sólo está preparado para eso. Para entenderlo. Que, incluso la comprensión excesiva de un texto intelectualmente fomenta una comprensión unilateral desde el punto de vista intelectual. Y esto tiene muy poco que ver con el cuerpo y sí mucho que ver con la cabeza. Cuando digo que el cuerpo no dice yo sino que hace yo, quiero decir que eso que es el viaje desde uno hacia el personaje. Eso que como cuerpos parlantes, como cuerpos deseantes, como cuerpos vivos para que la palabra se convierta en cuerpo. Comprender desde una práctica que fomenta un conocimiento. Y si esa práctica no permite un conocimiento donde el cuerpo es el puente hacia el lugar donde aparece un personaje es una práctica mal estructurada. Una práctica de la cual nosotros como alumnos y profesores debemos hacernos cargo. Y hacernos cargo de esa práctica supone algunos problemas de los cuales no está mal empezar a hablar en esta clase inaugural.
Después de formular un concepto muy amplio, después de plantear en general algo que es el sótano de un edificio que tiene que ver con la técnica que propiciamos, es evidente que no tengo otra opción que desarrollar algunos conceptos parciales sobre los cuales, día a día y, a partir de mañana, todos nosotros no vamos a ver concernidos a descubrir y a trabajar.
Cuáles son esos conceptos. El primer concepto que yo quisiera que entiendan es que esta pedagogía es compleja y lo es porque tiene una marca que la define y caracteriza. Esa marca es la de ser instrumentos e instrumentistas al mismo tiempo. Es decir, que mientras que nosotros afinamos el violín somos el mismo violín que estamos afinando. Este es el problema que inicia la dificultad. Porque la confusión entre instrumento e instrumentista, entre ejecutante e instrumento, qué genera?, genera definiciones a priori. Definiciones que concluyen con una mirada que no es la del que está aprendiendo, conociendo y resolviendo sino una mirada que viene de fuera. La mirada del “esto es así”, la mirada de “esto no se hace con Chejov”, la mirada de Shakespeare no es así , la mirada de “yo tengo una verdad que te trasmitiré”. Ese es un lugar donde se muere la pedagogía y convierte al que enseña en un portador e certezas. Como el pensamiento socialmente hablando es pobre el alumno tiende a creer que el profesor tiene una verdad. Porque venimos desde ahí. En la universidad nos han enseñado que le profesor tienen una verdad, que en realidad el profesor es quien sabe, que en realidad muchos de nosotros hemos estudiado para ver qué hacíamos para que ese profesor nos califique., para que nos valore, para que nos quiera. La universidad nos ha enseñado que el tema se juega básicamente en qué es lo que tengo que hacer para ser un buen alumno y que un profesor me ponga una muy buena nota. Esto problematiza el vínculo entre ustedes y un profesor. Lo problematiza porque, en definitiva o ustedes aprenden a pensar por sí mismos y por lo tanto hacer un proceso por sí mismos, o el aprendizaje baja muchísimo. Que ustedes puedan realmente descubrir qué es aquello por lo cual cada uno puede llegar a ser un actor. Es decir , que aquí empieza un problema y empieza un problema que vamos a tener que ir profundizando, en tanto y en cuanto esta pedagogía no es fácil y yo no renuncio a la dificultad. Esto no es simple y esta dificultad deviene de un conocimiento que como decía hace un instante tienen sus problemas específicos y debemos lidiar con ello. Es un proceso que se va dando, si simplificamos antes de tiempo ¿qué conseguimos? Que a lo sumo ustedes no piensen y compren mis certezas. Si simplificamos antes de tiempo qué conseguimos que ustedes cierren y que la conclusión sea sacada por otros en nombre de lo que tienen que hacer ustedes.
Una vez le preguntaron a Einstein ¿Qué era la teoría de la relatividad? Y Einstein lo explicó, y el señor al cual le estaba explicando dijo “no entiendo, ¿usted podría simplificar un poco más para que yo lo entienda?” y Einstein simplificó un poco más, se lo explicó de nuevo y el señor le dijo “pues sigo sin entender” y Einstein dijo “bueno voy a simplificar un poco más” así sucesivamente Einstein siguió simplificando, luego de diez veces de haber simplificado esta persona dijo “Ahhh! Ahora sí entiendo, a lo que Einstein respondió “bueno, ahora ya no es la teoría de la relatividad”.
Cuando deja de ser la teoría de la relatividad deja de estar presente el objeto de estudio. Cuando entramos en un territorio de simplificaciones banales dejamos de trabajar con este gran problema que inauguraba lo que acabo de decir. ¿Cómo hacer para que el cuerpo aprenda a decir yo, cómo hacer para que el cuerpo aprenda a decir este personaje lo he creado, este personaje es mío y tiene que ver con mi cuerpo y con mi cabeza. Esto es lo que he construido. Esto es lo que he constituido, ¿Cómo aprender a ser interrogadores e nuestros cuerpos? Cómo creer en la posibilidad de que interrogando al cuerpo aparecen algunas cosas, que de otra manera también aparecen, pero aparecen convencionalmente establecidas. De otra manera también surgen, pero surgen como algo predeterminado, como algo que viene de fuera, como algo que tiene poco que ver con el viaje, con la imaginación, con la aventura, como algo que viene porque nos lo han transmitido como verdades adquiridas por vaya a saber qué mecanismos de compra neurótica que la sociedad nos impone y que compramos. Y que creemos que eso es así y que no estamos ni en condiciones de cuestionar ni de creer que pueden ser de otra manera.
En este lugar aparece el gran problema que yo creo tengo el deber de asumir con toda radicalidad como hasta ahora no lo he asumido a pesar de que en mi discurso, en mis libros básicamente, está permanentemente rondando y, sin embargo, es asumido la mayor parte de las veces este problema como una recomendación, como un consejo, como una especie de complicidad que yo trato de establecer desde la filosofía con los alumnos y esto es bastante más profundo. ¿Por qué digo que es bastante más profundo? Porque podría hablar desde la filosofía, me paso mi vida estudiando filosofía para tener algo que contar. Por qué? porque creo que la técnica no dice cosas nuevas hace mucho tiempo, ni las va a decir. Los que hacemos cosas nuevas en relación a la técnica, lo hacemos porque organizamos las cosas de distinta manera. No porque técnicamente desde los griegos hasta nuestros días hayan pasado cosas que hayan renovado de una manera radical la técnica interpretativa, organizarlas de distinta manera a mí me costó bastante. Y tuve que entrar desde la filosofía para romper algunas cosas que de lo contrario no entendía. No las podía desorganizar para organizarlas de otra manera. Lo primero que entendí es que el problema no estaba en las formas sino en los procesos para llegar a las formas. Y eso me llevó bastante tiempo pero fue la base para poder entender algo de la pedagogía y de los ensayos.
Como si el tema no estuviera ni el qué, ni el cómo, ni en el dónde sino en el cuándo. ¿Cuándo uno se plantea ciertas cosas? ¿En qué momento del proceso? ¿No las preguntas en general y a priori sino :¿cuándo surgen las preguntas. Cuando empecé a ver que el valor estaba en el proceso y que la fundamentación de darle al proceso un valor de carácter técnico no tenía que ver con la técnica. Tenía que ver con una palabra trascendental que yo utilizo a menudo y que Ustedes creen que es un permiso que me doy desde la filosofía, y no lo es; Es un permiso que tenemos que darnos desde la técnica. Me refiero a la ética.
Cuando aparece la ética formulada como un criterio aplicable en la práctica para cada uno de ustedes aparece algo diferente con relación a la técnica. Si no buscamos un equilibrio entre lo ético y lo técnico no tengo ninguna posibilidad de incentivar en ustedes el aprendizaje. Si no logramos un equilibrio entre lo ético y lo técnico no tengo ninguna opción de que ustedes aprendan, porque si no me tengo que ir a los valores del Actor Studio, me tengo que ir al Oscar, me tengo que ir a todas las estupideces de si no sales en televisión no eres nadie. Con lo cual no quiero decir que esté mal que trabajemos en Tele5 o en la serie de la Reina Isabel. Lo que quiero decir es que ese no es el problema. El dilema es ¿Con qué vamos? ¿Con qué criterio ético técnico nos nutrimos para ir a los lugares que vamos y ser capaces de trasladar a la praxis de cada uno de esos espacios aquello en lo que vamos creyendo?
En el verano tuve que dedicarme a Georg Wilhelm Friedrich Hegel. Aspectos del pensamiento que vienen de fuera. El pase que nos hace la filosofía y el deber nuestro de recibirlo. Porqué la ética y la técnica están unidas o porqué son indisolubles. Porqué una ética aislada no sirve porque sería una ética vacía, que no va a ningún lado y si no tengo técnica para qué quiero la ética. Por otra parte de que sirve un gran formación técnica si esta a disposición solo del narcisismo. En ese lugar del encaje de lo técnico y lo ético la sociedad nos viene diciendo “no importa”, “lo único que importa es que te vaya bien”. La sociedad nos viene diciendo “no importa” “lo único que importa es que triunfes” “no importa” “eres alguien porque tienes cosas” “no importa” “eres alguien porque trabajas en televisión y te pagan mucho” “no importa” “eres alguien porque lograste finalmente confundir ser profesional con ganar mucho dinero” No importa. No importa. Todo el tiempo. Facilita que uno no tenga que plantearse éticamente nada. La sociedad dice estas cosas, nos insiste con esto y nos lo dice desde el lugar más arraigado donde una y otra vez nos dice las cosas. La televisión. Y una y otra vez nos dice y nosotros compramos. Yo, ella, tú, ustedes, todos compramos esto, con lo cual esto nos pasa todos los días, no es que es un invento que algunos sí y otros no, incluso apagando la televisión es difícil apagar el televisor que uno lleva dentro. Un sistema que tienen ahí el templo que va diciendo donde hay que comprar, lo que nos tiene que gustar, qué tipo de coche asociado a qué tipo de hombre es el que hay que comprar. Qué tipo de perfume y de ropa nos hará deseadas para ese gran hombre que nos aguarda.
Los actores como grandes compradores de valores somos también grandes vendedores de los mismos.
En 1807 Hegel escribió La Fenomenología del Espíritu. Hablemos de ellos.

12 comentarios

  1. Que alegría volver a encontrarnos en el Blog, mas ahora que estoy lejos de vosotros. Por lo que estoy viendo por mi tierra, muchos dedicados a este terreno , reflexionan, debaten y hacen, pero veo que cada vez todo esta mas hecho para ser visto, para adquirir un reconocimiento y para que simplemente el actor o actriz comente: yo estoy haciendo tal obra. No acuden a ensayos, los ensayos a los que acuden se muestran como si se tratara de trazar un camino fácil para llegar primero al rio, sin darse cuenta que lo interesante en meterse en medio del monte sin saber a donde vas, ni que te vas a encontrar. Planean hasta lo que quieren hacer sentir a la gente, transforman la magia del arte , en magia barata, en truquillos para gente que esta dormida y quiere permanecer dormida.

  2. «El dilema es: ¿Con qué vamos? ¿Con qué criterio ético técnico nos nutrimos para ir a los lugares que vamos» . Cuando se tiene un criterio ético acompañando a la técnica se está preparado para ir a cualquier lugar. Luego, cuando eliges el camino verás si estás en el lugar adecuado o no. Y ahí volverás a elegir. La ética te permite elegir.

  3. Fantástico!, Brillante!…. A no sintetizar… y sí a investigar y a preguntarse en el momento adecuado…. Antes, sólo queda el » jugarse», el » embarrarse » .. el lanzarse a la piscina tal vez llena, tal vez vacía y sobrevivir, para luego reflexionar, repreguntarnos que sirvió y que no del cuerpo/palabra/mente, puesta en acción!… Porque como alguna vez dijo el Maestro Eines del Maestro Picasso… » Yo no busco, encuentro » …. bien entendido como un proceso de búsqueda, a través del ensayo prueba/error, en el papel vacuo, sin preconceptos, y que en la medida que el artista va pintando o dibujando, van apareciendo cosas, que quien sabe de donde, y con qué magia o duende nos aparecieron.. y no, desde la mirada soberbia y narcisista que podría interpretarse como » no necesito buscar, pues, con mi conocimiento puedo encontrar directa y rápidamente.
    Abrazo Maestro! Sabias palabras!!

  4. Porque creo en el hombre como animal ético por naturaleza, es que veo que la única salvación para este mundo es la expresión de dicha ética en manos del arte. Dijo Antonio Porchia: «Lo indomesticable del hombre no es lo malo que hay en él, es lo bueno».

  5. Además de lo importante del proceso cabe destacar, lo placentero, lo lindo que es el proceso de creación, de busqueda, diametralmente opuesto a la rápida búsqueda de resultados rápidos. Varias veces tengo que escuchar frases «es un buen actor, resuelve rápido» ?????
    El actor debe ser un creador no un «resolvedor», un «actor calculadora» no es un artista

  6. Me pareció una brillante intervención…Gran resumen de lo expuesto en los diferentes libros publicados. … Esta vez me quedo con el fragmento del instrumentista- instrumento. …para darle una vuelta! Gracias Jorge

  7. Excelente reflexión! Si como profesionales de las artes podemos dejar a un lado el narcisismo tan característico nuestro y poder trabajar para el otro y así crecer como artistas y personas, estaremos no sólo favoreciendo nuestro desarrollo sino el desarrollo de la humanidad.

  8. El cuerpo no dice yo, el cuerpo hace yo. Cuánta verdad cabe en esta afirmación, primer precepto a la hora de lanzarnos a imaginar, a romper, a explorar cada cuerpo. Y como todas aquellas reflexiones profundas, qué difícil es ahondar en sus matices. Venimos con el cuerpo moldeado por la vida, la repetición constante por horas, países y costumbres, también por bloqueos existenciales arraigados en la memoria. De ahí que sea tan importante el previo como espacio de desarme, espacio puro aislado de cualquier convención, donde los cuerpos descubren nuevos horizontes, amparándose en la búsqueda continua que desemboca en una nueva realidad, la realidad escénica.

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